Carros de vela al pie de A Lanzada

SOCIEDAD

El bicampeón mundial de «blockart» se entrena en los arenales de O Grove

12 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Pasear por la playa de A Lanzada a última hora de la tarde es uno de los grandes placeres que brinda el verano en este rincón de las Rías Baixas, pero además puede deparar alguna sorpresa. Como encontrarse a David Santana Hidalgo practicando blockart o carro de vela, un deporte que no deja indiferente a nadie y del que este onubense, que estuvo afincado ocho años en Galicia, presume de ser bicampeón del mundo en esta modalidad. En el 2010, en Ostende (Bélgica), y en el 2012, en el lago seco de Mojave (Nevada, EE.UU.).

No puede dejar de emocionarse cuando todavía recuerda ese momento: «Fue una pasada navegar en un lago seco, a 90 kilómetros por hora y sin frenos. Es una sensación que no se me olvida», explica este capitán de embarcaciones de recreo que ha decidido trabajar durante todo el verano en tierras gallegas. Y es que si algo bueno tiene este deporte es que el mar no es imprescindible para practicarlo, solo es necesaria una explanada grande, y a volar. Así de sencillo lo explica Santana, aunque en la práctica debe ser bien distinto: «Otra de las cosas que lo hacen muy atractivo es que lo pueden disfrutar hasta personas con algún tipo de discapacidad física. De hecho, conozco a un subcampeón del mundo que tiene una parálisis en el 70 % de su cuerpo. Hay también campeonatos en naves cerradas en las que se crea el viento con ventiladores», dijo.

Nunca se pudo imaginar David Santana que se le iba a dar tan bien esta modalidad. La probó en Palma de Mallorca casi por casualidad y en la primera carrera quedó segundo. Así fue como se enganchó a una afición que le gusta practicar, por encima de todo, en A Lanzada. Eso sí, cuando no hay gente. También «en aeródromos o en el Club Náutico de Sanxenxo». Y es que el bicampeón se siente en Galicia como en su propia casa. De hecho dice que aquí ha vivido una segunda juventud y que ha aprendido la seriedad por el trabajo: «Me di cuenta de que no todo son risas», dice. Además, confiesa que se siente «medio gallego». Lo de las rías le parece un auténtico «paraíso» y lo certifica como capitán náutico. Estos peculiares entrantes del mar le permiten navegar a vela los 365 días del año. Algo que en cualquier otra parte «sería realmente impensable».